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Mostrando entradas de agosto, 2019

ÍNDICE

#1  |  #2  |  #3  |  #4  |  #5  |  #6  |  #7  |  #8  |  #9  |  #10  |  #11  |  #12  |  #13  |  #14  |  #15

#1

I Tras tantos nudos soy la más alta rama de tantas raíces... y sé que aún aúno poco al sol con la corteza... a penas lo conozco, pero bato a cuánto me enfrento, soy el primero entre quienes me cuento. Conductor de rayos, me hundo en la tierra hasta extinguirme, eyaculando en el lienzo tenso que va del cielo al suelo. El tiempo dura un tiempo hasta que no dura... el bronce y la plata y el oro estarán, cuándo ya no esté mi voz y nadie me escuche leer. Pulo mi existencia cuando me perfilo para mellarme como quiero en vez de esperar los golpes de la vida. Levanto los párpados y llegas tras la ducha desnuda; entonces veo el futuro en los dibujos que dejan tus manos en el vaho de mis ojos.

#2

II Me parapeto entre almenaras de cenizas quemando metáforas para encender fuegos fríos y huyo hacia el mar enéido y sangro hacia fuera escondido. Quebranté la muralla inexpugnable. Vendí la madre de mi cliente. Comí la carne de mi amigo. Besé los muslos de Dido. Y ahora estoy maldito. III Muerto el minotauro, hallé el hogar en medio'el laberinto. Casado con una ménade bebo ebrio y comatoso y me río del Sol tenaz mientras meo en el rostro de apolo. IV Nieto de las Moiras, hijo de unos dioses cansados, me rebelo ante los límites y cruzo el Indo. Me ensucio las manos limpiando el vaho del horizonte.

#3

V Me retuerzo en el espacio y el tiempo. Miro deforme hacia el pasado, decido volver a hundir mis ramas en él. Abro mis fauces y devoro hasta el último de los restos deliciosos; hasta la última de las brasas humeantes. Engullo cuánto quedó la última vez. Sepultado en el fango de la memoria me unifico y beso mi raíz nudosa. VI Alzo mi cuerpo en busca de la luz: más fuerte que antes, más nuevo que ayer. Resigo las arrugas de la corteza y el anteayer se me antoja tan débil y dulce que me lo bebo de un sorbo. Sonrío y lloro a lo largo del recorrido por las flores que brotaron y corté. VII Me trago la resina; veo desde lo alto cómo crece la muerte bajo mi sombra. Y por fin, con una legión de hojas acorralándome en la copa, salto hacia el Sol y me lo bebo. Ardo hasta dentro y me retuerzo en el espacio y el tiempo

#4

VIII Me desplomo y peso muy rápido y respiro muy lento y unos gusanos negros y redondos se comen mis ojos y el techo. Abro el bourbon de Kentucky a escondidas como un maqui y saco unas letras raquis mientras respiro el canto ignorante de unos pájaros felices. Su aire agudo y escogido me acompasa el corazón. IX Lato indomable y me duelen las costillas que aso sobre unas brasas negras como mis ojos. Le hablo al oído a mi corazón, mi lengua suave le vence nuevamente y el río sigue su curso. X Nacen de mi estómago las cenizas y duelen y duelen y no terminan nunca cuando me acerco al lodo de las orillas en donde me quiero hundir.

#5

XI Bajé la persiana y contamos la caja del día. Cerré la tienda y nos fuimos a casa. Tan lejos llegué después de tan poco recorrido. XII Tan cerca me quedé después de hacer tanto recorrido por este mundo extraño que llenamos de poesía amateur. De solteros contra casados. Mi lugar aquí es el de estrella del partido, con el 10 en la espalda; haciendo la de Messi contra el Madrid. XIII Soy más bien de la escuela de mazazo. Me sale la vida a hostia por año. Y puntual a la cita pongo la mejilla, yo, que tuve cuánto quise; y ahora quiero cuánto queda entre mis manos.

#6

XIV Depredativo voy dejando carroña en cada verso Me siguen y huelen y conocen. No se comen los restos por hambre, sino por el sabor de mi saliva. Eso lo sé igual que me sé muso de tus poemas y puto de tus noches y polla de tu coño. XV También sé la razón de que uno pierda aposta... ¿Quién no quiso ser una vez el albatros, en la cubierta? Cuántos se lo creyeron por recibir los palos... XVI La poesía roma no suelta los lastres y yo me afilo las letras, las zarpas, los dientes. Peso en tu mano igual que los billetes de 500.

#7

XVII Después de tanto navegar, después de tanto naufragio, solo me queda un montón de buques huecos en el alma; una huida hacia dentro llena de poemas rupestres que se hunden hacia el fondo. He aprendido a caer con gusto, del gusto en la caída. Por eso ya no espero mucho, solo dejar un poemario y que alguien lo lea el día de mi entierro. Y es que ahora que mi carne tuya es tu carne mía todo lo demás poco importa. Porque en mi cielo siempre quedará una luna y por tu calle siempre pasará un borracho.

#8

XVIII Nos lanzan las migajas que les sobran riéndose histéricos y antropófagos mientras nos ven esclavos sin motivo, apresados por jaulas sin barrotes. Sueltan los perros si damos el paso soñando el suelo de donde venimos, sin saber que ya no existe tal sitio porque lo cubrieron de sus mentiras: que todos son demócratas y limpios, que somos libres y también iguales o que los pobres somos clase media. Y tú no pestañeas, te lo tragas. Si el fin de mes ya no es el día treinta, cualquier cosa podrá ser un soneto.

#9

XIX Mitad dios, mitad bestia entro a mi frágil templo convencido de mi trance. Encerrado en un verso sin rincones, reconozco en cada voz el sonido de las olas que me acechan. Repito mis poemas como un salmo que me salva. Estrofa tras estrofa; con la vida hecha un calvario, le pego fuego a los altares y me dedico a tallar signos en las paredes de mi alma.

#10

XX A la espera de la palabra termino escribiendo para relleno. He escuchado más rap que leído a Rimbaud. Palpo la ruina a diario, no me alimento de la estética. Tirano en cada paso, cónsul por su cuerpo, a veces conquisto; a golpes recito. De los versos que dejé atrás hace años han salido cuatro malas hierbas que me alimentan. Las letras se separan lentamente y todo sentido se derrumba recordando lo que fue un recuerdo. Encerrado en una sala; en un piso; encerrado en un edificio; en un barrio; encerrado en una ciudad; en un mundo; no dejaré de abrir puertas. Suelto el verso mirando hacia otro lado y cae en tu bota.

#11

XXI Umbría abajo, muerto en la ladera, broté sin fe en mañana y dolorido, -cegado- requemada hasta el crujido, hecha humo y ceniza mi madera. El aire que inhalé me desespera, libero de podridos lo vivido; de espacios intangibles sin sentido; en esta ruta incierta y sin acera. El suelo aún es duro y doy el paso, la muerte se me toma el blando vino sin suerte y sin un blanco, solo hay mellas. Me mato y bebo, sírvome otro vaso. Encuentro la palabra y soy camino, enfermo por el verso hasta las huellas. Enfermo por el verso hasta las huellas, encuentro la palabra y soy camino. Me mato y bebo, sírvome otro vaso. Sin suerte y sin un blanco, solo hay mellas, la muerte se me toma el blando vino, el suelo aún es duro y doy el paso. En esta ruta incierta y sin acera de espacios intangibles sin sentido, libero de podridos lo vivido, el aire que inhalé me desespera. Hecha humo y ceniza mi madera -cegado- requemada hasta el crujido; broté sin fe en mañana y dolori

#12

XXII Ha llovido y ni me he enterado. Atrapado, pero libre como un gato. Me despliego en mil leones, aguanto los zarpazos del tiempo y le aprieto la tráquea. Me duele el infierno, y hago polvo a los ángeles. Apalizadas sus alas, suplican clemencia; y desmiembro sus luces sin querer mientras juego inocente con los bordes de sus vitalidades. XXIII Perseguido por el sol, atizo a los tigres de mi carro y monto a la mujer de mis días y me hace suyo de punta a punta. Desde mi voz incandescente hasta el alcohol de mi sangre. Trepido. Tiemblo. Vibro. Entre sus genitales; en el punk de su boca y por el jazz de su lengua. -Potencias imaginables- XXIV Termino el día hecho un saco de deseos y las puntas de las rabias que contengo desgarran la polipiel que me compone. Diseñado para el vómito y el escalofrío.

#13

XXV Desgarrarme lo justo para que te duela a ti, con una cítara termograbada en el odre. Traspaso el umbral de lo que me pertenece igual que un dios que ha perdido los poderes, cargado de caprichos como un gato. Mi voz perdió hace mucho la inocencia y yo he perdido lentamente la mirada. El sol ha vuelto a salir y ha hecho un hoyo en el suelo. Lo hemos vuelto a rellenar. Lo pongo todo en mi lado de la balanza, así que quiéreme flojito que me rompo. Seamos ricos a nuestro modo como hacemos tos' los pobres.

#14

XXVI N'hay paz, por más que insista y me atiborre de litros de cerveza, de tu cuerpo, por más que me repito y me convenzo que estoy bien alejado de la noche. Se caen las palabras y la poses tan cerca de la copa y los excesos. Me tomo hasta las aguas del florero. Te como hasta el asombro de tus soles... Y n'hay paz, si estoy lejos de tu edén. Me follo a mi maldito malditismo y escribo en la corrida de tu espalda. Mal año en que nací -quatrevignt-treize-. La mala suerte me hizo un gato tinto, así que, porfa, ponme otro cubata.

#15

XVII Ando en coma por los andenes de los trenes del futuro pero me agarro a tu mano y me anclo a este mundo. XXVIII -No hay quién pregunte- Poesía es lo primero que dijimos antes de nuestro tiempo. Lo que ya había antes, de que tu boca fueran rubíes; tus dientes, perlas; y tu pelo, el manto de la noche. Es el fuego que encontramos en el suelo, caído de allá arriba y que ahora está hasta en los mecheros. El poema se lee porque es inevitable. XXIX Señalado por las calles me llaman el poeta de la cara de santo, el del corazón lento. Y voy, de vuelta al baile por aquello de la testosterona. Cariño, ya tú sabes, soy solvente donde toca serlo. XXX A veces, fénix. A pesos, Atlas. A golpes, perro.