#11
XXI
Umbría abajo, muerto en la ladera,
broté sin fe en mañana y dolorido,
-cegado- requemada hasta el crujido,
hecha humo y ceniza mi madera.
El aire que inhalé me desespera,
libero de podridos lo vivido;
de espacios intangibles sin sentido;
en esta ruta incierta y sin acera.
El suelo aún es duro y doy el paso,
la muerte se me toma el blando vino
sin suerte y sin un blanco, solo hay mellas.
Me mato y bebo, sírvome otro vaso.
Encuentro la palabra y soy camino,
enfermo por el verso hasta las huellas.
Enfermo por el verso hasta las huellas,
encuentro la palabra y soy camino.
Me mato y bebo, sírvome otro vaso.
Sin suerte y sin un blanco, solo hay mellas,
la muerte se me toma el blando vino,
el suelo aún es duro y doy el paso.
En esta ruta incierta y sin acera
de espacios intangibles sin sentido,
libero de podridos lo vivido,
el aire que inhalé me desespera.
Hecha humo y ceniza mi madera
-cegado- requemada hasta el crujido;
broté sin fe en mañana y dolorido,
umbría abajo, muerto en la ladera.
Umbría abajo, muerto en la ladera,
broté sin fe en mañana y dolorido,
-cegado- requemada hasta el crujido,
hecha humo y ceniza mi madera.
El aire que inhalé me desespera,
libero de podridos lo vivido;
de espacios intangibles sin sentido;
en esta ruta incierta y sin acera.
El suelo aún es duro y doy el paso,
la muerte se me toma el blando vino
sin suerte y sin un blanco, solo hay mellas.
Me mato y bebo, sírvome otro vaso.
Encuentro la palabra y soy camino,
enfermo por el verso hasta las huellas.
Enfermo por el verso hasta las huellas,
encuentro la palabra y soy camino.
Me mato y bebo, sírvome otro vaso.
Sin suerte y sin un blanco, solo hay mellas,
la muerte se me toma el blando vino,
el suelo aún es duro y doy el paso.
En esta ruta incierta y sin acera
de espacios intangibles sin sentido,
libero de podridos lo vivido,
el aire que inhalé me desespera.
Hecha humo y ceniza mi madera
-cegado- requemada hasta el crujido;
broté sin fe en mañana y dolorido,
umbría abajo, muerto en la ladera.
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