#9
XIX
Mitad dios, mitad bestia
entro a mi frágil templo
convencido de mi trance.
Encerrado en un verso sin rincones,
reconozco en cada voz
el sonido de las olas que me acechan.
Repito mis poemas como un salmo que me salva.
Estrofa tras estrofa;
con la vida hecha un calvario,
le pego fuego a los altares
y me dedico a tallar signos
en las paredes de mi alma.
Mitad dios, mitad bestia
entro a mi frágil templo
convencido de mi trance.
Encerrado en un verso sin rincones,
reconozco en cada voz
el sonido de las olas que me acechan.
Repito mis poemas como un salmo que me salva.
Estrofa tras estrofa;
con la vida hecha un calvario,
le pego fuego a los altares
y me dedico a tallar signos
en las paredes de mi alma.
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