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XIV

Depredativo
voy dejando carroña
en cada verso

Me siguen y huelen y conocen.
No se comen los restos por hambre,
sino por el sabor de mi saliva.

Eso lo sé
igual que me sé
muso de tus poemas y puto de tus noches
y polla de tu coño.

XV

También sé la razón de que uno pierda aposta...

¿Quién no quiso ser una vez el albatros,
en la cubierta?

Cuántos se lo creyeron por recibir los palos...

XVI

La poesía roma no suelta los lastres
y yo me afilo
las letras, las zarpas, los dientes.

Peso en tu mano
igual que los billetes de 500.

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